lunes, 16 de junio de 2008

SR.CHINARRO

COMO GATO PANZA ARRIBA
Por encima del bien y del mal. Así está Antonio Luque desde que publicó El fuego amigo, el disco que le permitió ampliar audiencias y con el que rindió definitivamente a sus pies a la crítica. El mundo según y, ahora, Ronroneando, son sólo nuevos capítulos de una historia que se repite desde hace ya unos años, y que sitúa a Sr. Chinarro en la cúspide del pop español, por mucho que algunos fans veteranos no acaben de asumirlo. «Hay una minoría de gente que sigue al grupo desde los comienzos y que, por alguna razón, prefiere los primeros discos», admite Luque. «Yo, lo único que sé es que, cuando toco canciones viejas en directo, sólo reacciona el uno por ciento del público. Lo que pasa es que debe ser gente muy activa en internet, porque da la sensación de que son muchos más».
Ronroneando podría definirse como un disco de crisis sentimental. «Bueno, parece que habla más o menos de eso, pero las letras no son unívocas, se pueden interpretar de diferentes maneras». Los amores reñidos, por ejemplo, suena como una interpelación a su ex pareja. «Sr. Chinarro no es mi diario personal. Que utilice un pronombre no quiere decir que esté hablando de mí», se defiende el músico, que, no obstante, escribe «He vivido para cantar lo cantado» en la hoja promocional del disco, pese a que niega que El Gran Poder trate sobre las dificultades legales que tiene para poder ver a su hijo. «No, no, es sobre las persianas que hay en la habitación de una chica. Esto pone manifiesto que sigo sin hacerme entender, lo cual alegrará mucho a los fans más antiguos», responde con sorna, para añadir: «Pero, si quieres, hablamos de la custodia compartida, no tengo ningún problema, porque me parece un tema importante. A ver si, ahora que tenemos una Ministra de Igualdad, toma cartas en el asunto y demuestra que sabe lo que significa esa palabra, porque parece que todavía no se ha enterado».
Musicalmente, el disco esconde algunas sorpresas, como el aire brasileño de San Antonio. «Jordi Gil, el productor, pensó que le iría bien un ritmo de tumbao, y la llevó a ese terreno». Poco importa que el tumbao sea un ritmo cubano, y no brasileño, del mismo modo que a Luque tampoco parecen preocuparle las similitudes de El teórico con las canciones típicas de la tuna. «Quería hacer una ranchera. Hace poco estuve tocando en México y me traje varios discos. No sé por qué no lo voy a intentar. Otra cosa es que esté claro que lo que mejor le va a Sr. Chinarro son los medios tiempos siniestrillos y ligeramente románticos. Los artistas, y lo digo con timidez, somos así: caprichosos, volubles... Nos aburrimos y queremos hacer cosas diferentes. Pero no siempre nos salen».
Por lo demás, el disco mantiene la fidelidad a sus referentes habituales (entre ellos, The Church), y cuenta con la colaboración de la violinista Ana Galletero (Travolta) y de Ana Fernández-Villaverde (La Bien Querida), protegida de Luque. «Ana Galletero es amiga, y antes que contratar a un desconocido para que grabara las cuerdas, prefería que lo hiciera ella. En cuanto a La Bien Querida, ya no necesita protección alguna, porque la ha fichado Elefant y está grabando su primer disco. Yo sólo le hice un poco de promoción desde mi myspace, porque estaba convencido de que iba a salir adelante, como así ha sido».

EL ASUNTO LITERARIO
Hace mucho tiempo que circula el rumor, alimentado por la reconocida cualidad poética de sus letras. Tarde o temprano, parece que Antonio Luque dará el salto a la narrativa y publicará su esperada primera novela. «Ya he empezado a escribir, y parece bastante claro que, cuando la termine, habrá posibilidad de editarla, a no ser que salga un churro muy grande», bromea. «Lo que pasa es que tengo miedo, porque soy consciente de que, en este caso, tengo más a perder que a ganar. Me da la sensación de que todas las buenas críticas que recibo con los discos se van a convertir en malas cuando decida sacar los pies del tiesto. Pero también es verdad que los libros no se pueden piratear, y eso podría compensar un poco. Mi autoestima como escritor es muy frágil, y me parece casi un milagro llegar a redactar doscientas páginas, excepto si se trata de un disparate inconexo». A la espera de que se decida, no está de más saber cuáles son sus escritores de cabecera. «Aunque no conseguí terminarlo, porque perdí algunos tomos en la última mudanza, mi libro favorito siempre ha sido En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Me parece una obra maestra. Cuando era más joven, en la fase de mi vida en que más he leído, me encantaban Baudelaire, Rimbaud... Por supuesto, también Jack Kerouac y otros autores americanos. Creo que, en general, en la mayoría de libros hay algo disfrutable. Ahora tengo bastante tiempo libre, pero aún así no leo demasiado, supongo que es porque estoy pensando constantemente en que yo soy antes productor que consumidor, y eso me crea cierta ansiedad».

No hay comentarios: