lunes, 16 de junio de 2008

THE BELLRAYS

DUROS, DULCES Y VISCOSOS
Sus conciertos son una experiencia inolvidable por la tremenda descarga de adrenalina que ofrecen, pero también por la imponente presencia de Lisa Kekaula, una vocalista portentosa que arrastra tras de sí al resto del grupo (y al público) con una facilidad asombrosa. Los californianos The BellRays brillan presentan "Hard, sweet and sticky", el sexto álbum de una trayectoria marcada por el rock, el soul y el punk de alto octanaje.
—Lo primero que llama la atención en Hard, sweet and sticky es la ausencia del guitarrista Tony Fate. ¿En qué medida os ha afectado su marcha?
—Si te dijera que no hay diferencias con los discos anteriores sonaría ridículo, pero fuimos Bob Vennum y yo quienes pusimos en marcha este grupo juntos, en 1990, así que no hay nada que pueda detenernos a estas alturas.
—¿Por qué se marchó?
—Deberías preguntárselo a él (risas). Nos dijo que había terminado un ciclo y no ofreció más explicaciones.
—Su marcha ha supuesto el regreso de Bob a la guitarra, un puesto que ya ocupaba en los inicios del grupo. ¿Era más sencillo que buscar un sustituto?
—Sí, pero no lo hicimos por eso. En su día, Bob se puso a tocar el bajo porque no encontrábamos a nadie que lo hiciera. Nos pasamos años buscando al bajista adecuado, y como no había manera de hallarlo, él sacrificó su puesto. Fue por eliminación, como Paul McCartney con The Beatles.
—En el disco toca el bajo Bill Mohler, del equipo de producción Heroes and Villains. ¿Se ha unido al grupo en la gira?
—No. Tony se marchó muy poco antes de que entráramos a grabar, y Bob no se veía capaz de ocuparse de la guitarra y el bajo. Cuando pensamos en Heroes and Villains para que produjeran el disco, el asunto se solucionó por sí solo. Pero en directo nos acompaña otro bajista, Justin Andrews.
—Cuando una banda tienen un sonido tan específico como el vuestro, macerado a lo largo de más de una década, ¿cuáles son sus objetivos al entrar en el estudio para grabar un sexto álbum?
—Siempre he tenido un objetivo principal cada vez que hemos hecho un disco, fuera cual fuera: Escribir buenas canciones y tener el máximo control sobre nuestro trabajo. Este álbum ha sido especial porque, por primera vez, hemos trabajado con productores ajenos al grupo, y nos ha venido muy bien tener la mirada externa de alguien que pudiera tomar decisiones al mismo nivel que nosotros.
—¿Estais satisfechos con el resultado?
—Desde luego. Hard, sweet and sticky es uno de los Lps en que más nos hemos divertido.
—También es vuestro disco más ecléctico. ¿Estás de acuerdo?
—Sí, creo que el título refleja perfectamente el contenido: Es duro, dulce y viscoso. No va en una sola dirección, y así es como son The BellRays, aunque haya gente que piense que nos centramos en un estilo determinado.
—Además, es vuestro disco más limpio en cuanto a sonido.
—Sí, y tiene que ver con el equipo que hemos utilizado para grabarlo. ¡Nunca había visto los micrófonos con los que he cantado esta vez!
—Lo que no cambia es tu voz. Psychotic hate man recuerda a Nutbush city limits (Ike & Tina Turner).
—¿Te lo parece? ¡Es estupendo! ¡Nadie me lo había dicho antes! Es una analogía estupenda (risas). La canción me encanta, y lo tomo como un gran cumplido. Me encanta Tina Turner, y en cuanto hable con el grupo se lo voy contar.
—Vuestros conciertos suelen ser arrolladores. ¿Os considerais, principalmente, una banda de directo?
—Si hacemos caso de lo que la gente dice con frecuencia, tendría que responder que sí, pero me gusta pensar que nuestras grabaciones son igual de importantes que los conciertos. Lo pasamos muy bien sobre el escenario, pero también grabando.
—Una curiosidad final, para terminar. ¿De dónde procede tu exótico apellido?
—Mi padre es medio hawaiano. Mucha gente cree que es escandinavo, porque no es usual en Estados Unidos, pero desde luego, Hawai también pertenece al país (risas).

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